¿QUÉ ES EL CAPÍTULO?

Jun 4, 2021 | Noticias

Comenzamos nuestra reflexión sobre los Capítulos en la tradición franciscana con una pequeña aclaración sobre la palabra que utilizó Francisco de Asís: “¿Qué significa capitulum?”

Desde el 8° siglo los monjes se reunían, después de la hora Prima, para escuchar la lectura de un “capítulo” (capitulum) de la Regla de San Benito. Poco a poco, la misma reunión fue llamada “el capítulo”, y el lugar donde se reunían adquirió el nombre de “sala capitular”. En los monasterios había dos tipos de capítulo:

1) El primero servía de consulta: el abad pedía el consejo de la comunidad sobre algún tema;

2) El segundo servía para la formación: el abad hacia un comentario sobre el significado del pasaje de la Regla apenas leído.

El “Capítulo general” fue establecido por los monjes Cistercienses en 1195. Todos los abades cistercienses se reunían una vez al año en Citeaux, Francia.

En 1215 el IV Concilio de Letrán, al que asistió Francisco, decidió que todas la Órdenes religiosas debían celebrar capítulos de forma periódica, como medio de reforma de la vida religiosa, siguiendo el ejemplo de los Cistercienses:

En cada provincia eclesiástica se celebrará cada tres años, salvando el derecho de los ordinarios diocesanos, un capítulo general de abades y de priores que no tengan abadía y que no tengan costumbre de celebrar dichos capítulos. Este se celebrará en un monasterio que se adapte mejor a este fin y asistirán todos los que no estén canónicamente impedidos, con esta restricción, sin embargo, de que nadie lleve consigo más de seis caballos y ocho personas. Al inaugurar esta nueva disposición, invítese a dos abades vecinos de la orden del Císter para que les aconsejen y ayuden oportunamente, ya que entre ellos la celebración de tales capítulos es de larga data. Estos dos cistercienses elegirán sin impedimento entre los presentes a dos que consideren más competentes, y estos cuatro presidirán todo el capítulo, de modo que ninguno de ellos pueda arrogarse la autoridad de la dirección; si fuera conveniente, podrán ser cambiados por prudente deliberación. Dicho capítulo se celebrará durante varios días consecutivos, según la costumbre de la orden cisterciense. Durante sus deliberaciones se prestará cuidadosa atención a la reforma de la orden y a la observancia regular, y lo que haya sido promulgado con la aprobación de los cuatro será observado inviolablemente por todos, a pesar de las excusas, contradicciones y apelaciones en contrario. En cada uno de estos capítulos se determinará el lugar de celebración del siguiente. Todos los asistentes, aunque por falta de espacio muchos deban ocupar otras casas, deben vivir la vita communis y soportar proporcionalmente todos los gastos comunes. En el mismo capítulo deben nombrarse personas religiosas y prudentes que, en nuestro nombre, visiten todas las abadías de la provincia, no sólo de monjes sino también de monjas, según la forma que se les prescriba, corrigiendo y reformando lo que necesite corrección y reforma….

(IV Concilio de Letrán, canon 12)

Francisco y sus primeros compañeros empezaron a reunirse regularmente para animarse y apoyarse entre ellos mismos, para amonestarse y corregirse desde el principio de su vida en común. A estas reuniones se les llamaría más tarde capitulum (“capítulo”) siguiendo el ejemplo de los cistercienses.

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